“Un gran viaje afuera, es un gran viaje adentro”.

Esta frase me la dijo una terapeuta cuando a los 17 años estaba por emprender un viaje por 6 meses a un país que no conocía, donde no se hablaba mi idioma y lejos de todos los que conocía. 
Una y otra vez he recordado esa frase cuando he viajado y vivido en otras latitudes. Primero a Montreal en Canadá, luego a varias ciudades y pueblos en Argentina, hasta la Patagonia donde viví varios años.
Soy colombiana, de Medellín y desde que soy muy pequeña recuerdo ser fácilmente el agua que toma la forma de la vasija. Amoldarme, y creer que elegía hacerlo. Cumplir expectativas en parte como una ofrenda, pero, especialmente, para evitar tocar con lo auténtico en mí.Los viajes entonces me daban una bocanada de aire fresco, de perspectiva. Por un tiempo al menos, había menos moldes y podía encontrarme con mis propias formas. Una libertad deseada y temida a cuotas similares.

Lectora ávida desde que aprendí a juntar las letras a los 7 años, los otros viajes que han acompañado mi camino y que han sido tantas veces refugio y fuente de inspiración son los de las novelas y biografías.

Escribo para desenredar mis ideas y para comprender cada vez mejor quién soy, dónde me paro, cuál es mi apuesta con lo que pienso, siento, hago en el mundo.
Y cada vez más, escribo para compartir y abrir espacio al intercambio de ideas y conversaciones habilitadoras de nuevas comprensiones.

El proyecto de Un Mapa de Autodescubrimiento ha crecido a la par de mi hija que tenía apenas un año cuando comencé a gestarlo y desarrollarlo.
La maternidad es mi otro gran espacio de autodescubrimiento y transformación y la oportunidad de practicar cada día un amor más sano, que pueda disolver en su camino de expansión las barreras que la personalidad pone para que circule.

Mi vida hoy se desarrolla tejida en redes. Después de muchos años de tender a una visión individualista, estoy acogiendo con alegría la noción de interdependencia, de saberme parte, de hacer mi parte, de dar y recibir. 

Si este proyecto se sostiene y crece es gracias a la cooperación, la generosidad, la gestión de las diferencias en pro de un bien mayor que los egos individuales, y a una esperanza de que la creación con otros sea transformadora para todos los involucrados. Un gana-gana, una celebración de la diversidad que reconoce también lo que compartimos.
Agradezco ser parte y cumplir mi parte de convocar y promover espacios de intercambio alrededor del Eneagrama. 

Soy una aprendiz entusiasta y mis estudios permanentes contemplan la profundización en el eneagrama así como el conocimiento del trabajo con el cuerpo, el abordaje del trauma y la comprensión de lo sistémico.

Privilegio siempre que es posible el trabajo grupal en el proceso de autodescubrimiento y trabajo sobre sí en los talleres, los cursos y las formaciones, presenciales o virtuales.Son el pilar de esta comunidad, la familiaridad de los encuentros, de tener en común la búsqueda por el autodescubrimiento y la transformación en quien verdaderamente somos.

Y los encuentros uno a uno en los acompañamientos terapéuticos son el espacio privilegiado de reparación y sanación, de recuperación de la aceptación incondicional, de un intercambio genuino, de presencia y empatía que la escucha activa, libre de juicio que propicia.

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